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El viaje grupal hacia la consciencia

Dinámica de gestión emocional para equipos de trabajo basada en la comunicación no violenta.

¿Qué es la consciencia?

La consciencia se define como «la capacidad de percibirse a si mismo, sus actos y reflexiones en un contexto y relacionarse con éste». Básicamente un «darse cuenta de» a diferencia de la conciencia, que sería algo así como una «brújula ética interior» que nos dice lo que está bien o mal en función de nuestros valores. La consciencia grupal sería la capacidad de un grupo de ser consciente.

Nótese que no podemos guiarnos por la conciencia si no somos antes conscientes, así que avanzar en la consciencia es un buen propósito que podemos marcarnos como individuos pero también como equipos de trabajo.

Niveles de consciencia

Como en todo camino del guerrero, del élder, de la evolución humana, o como en cualquier videojuego al que hayáis jugado o lo hayan hecho vuestras peques, hay niveles o etapas que podemos ir alcanzando en ese acto de observarse y relacionarse con el mundo desde la consciencia.

Muchas personas antes que nosotras y probablemente muchas después han escrito y escribirán sobre ello, y quienes habéis podido leer a algunas de ellas (o si buscáis en google o preguntáis a la IA por niveles de consciencia) habréis comprobado que cada maestrillo tiene su librillo, y el número de niveles y su nomenclatura es variado.

Os traemos un ejemplo con nuestro lenguaje del camino que más o menos apuntan las personas expertas en la materia:

  • Nuestra intención es que éstos niveles sean leídos no como un camino de consciencia individual únicamente, sino también colectivo.
  • Y no como un camino lineal sino circular, en espiral, fractal, de ida y vuelta y vuelta a ir durante toda la vida:

Nivel 0. Consciencia modo off o inconsciencia

El primer nivel, o más bien el nivel 0 es el de la falta de consciencia o inconsciencia.

En este nivel vivimos plenamente en lo que vivimos, desde el ego, el victimismo, la reactividad, sin estar abiertas o incluso oponiéndonos al autoconocimiento (siempre por miedo -también inconsciente- a tener que asumir la responsabilidad de hacer un cambio.

Consciencia modo off o inconsciencia. Imagen de Diego Zayas. Mujer con los ojos vendados

Si hablamos de equipos inconscientes podemos hablar de algunos de los clientes que de vez en cuando solicitan un apoyo externo como el nuestro. Piden facilitación sin saber bien bien qué es, buscando una varita mágica que haga desaparecer toda la tensión rápidamente bajo la alfombra porque les ha explotado el melón, la sandía y todo el frutero.

Tienen una situación tan insostenible que no tienen más remedio que mirar (aunque sea para hacerla desaparecer).

El primer paso con este tipo de equipos es devolverles con amabilidad que cualquier cambio que deseen para su equipo va a requerir un movimiento por su parte. No les hablamos de cambio de consciencia, pero sí invitamos al compromiso y la autorresponsabilidad.

¿Estáis dispuestos a cambiar para que la situación cambie?

Nivel 1. «Qué mal lo hice» o Consciencia de la inconsciencia

El nivel anterior es aquél en el que vivimos con el piloto automático, esclavos de nuestra mente, y en el que no podemos asumir ni siquiera la responsabilidad por nuestros actos.

El paso al siguiente nivel es un ejercicio consciente de «quitarse la venda de los ojos«, «ponerse unas gafas nuevas» o saltar de la vivencia a la observación de la vivencia.

Diego Zayas. Consciencia de la inconsciencia. Mujer mirando el Gernika

En este nivel nos damos cuenta de los desastres que dejamos tras nosotras. Sabemos que tenemos chacales internos, que nos colocamos en el rol de víctima y a veces en el de agresoras. Pasamos de echar balones fuera a saber que hay algo en nosotras que debemos revisar y cambiar.

Es un nivel que solemos alcanzar primero «a toro pasado» y que poco a poco, con mucho trabajo interno, podemos ir trayendo al presente o a un presente más reciente.

Con la consciencia de la inconsciencia viene de regalo una crisis existencial y una sensación de no-saber-cómo-hacerlo-mejor que es la puerta de entrada al aprendizaje y al crecimiento.

Si trasladamos esta etapa a lo grupal, podría ser el momento en que como equipo descubrimos y ponemos nombre a los procesos y estructuras informales: a lo que ocurre más allá del organigrama, los protocolos y las normas acordadas:

  • Descubrir que quien tiene poder en el equipo no es siempre quien lo coordina o lidera formalmente,
  • comprobar lo que influye en el clima laboral hablar de los conflictos en la cafetería o con tu grupo de afinidad en lugar de con todo el equipo en un espacio cuidado,
  • o lo que te fastidia que te toque siempre a ti traer los cafés porque una-vez-no-se-sabe-cuándo te ofreciste y parece que ya forme parte de tu descriptor de puesto.

Esta fase es solamente el ajá que provoca el darse cuenta, no es el momento en que trasciendes la inconsciencia. O por lo menos no vas a empezar a actuar 100% con consciencia desde el momento en que eres consciente de tu inconsciencia.

Los caminos neuronales de la inconsciencia grupal llevan mucho tiempo fortaleciéndose, tenemos que ir alimentando otros caminos si queremos hacerlo diferente. El camino hay que caminarlo.

Nivel 2. Voluntad consciente

Hemos visto que de la inconsciencia pueden emerger algunos episodios de consciencia en los que, al principio como flashbacks y poco a poco y a través de un compromiso personal y grupal por ser responsables de nuestros actos, pero también desde un ejercicio de empoderamiento, trayendo estos momentos al presente de forma voluntaria vamos avanzando hacia este nuevo nivel: la voluntad consciente.

A través de la autoobservación vamos alcanzando cierto grado de autoconocimiento.

En el caso del viaje grupal hacia la consciencia:

  • Vamos mapeando los roles a los que cada una de nosotras nos solemos enganchar, dibujando con humor y con cariño una especie de caricatura grupal de las voces que el grupo necesita y quién suele abanderarlas. A la vez que hacemos este trabajo podemos separar los roles de las personas y no vivir las tensiones como algo personal o interpersonal.
  • Aprendemos a identificar aquellas situaciones que nos disparan nuestras reacciones más reptilianas y podemos prepararnos para ellas aunque no siempre podamos frenarlas o apaciguarlas a tiempo.
Diego Zayas. Grupo charlando
  • Vamos incorporando la creencia de que las tensiones son oportunidades de crecimiento y aprendizaje y esta creencia nos permite vivirlas desde un lugar más sano y abierto y hace que podamos contrarrestar nuestros pensamientos más boicoteadores.
  • En definitiva, nos conocemos más allá de nuestros personajes y sabemos que mostrar nuestra vulnerabilidad es muchas veces nuestra mayor fortaleza.

El trabajo grupal hacia esta nivel puede conllevar fijar espacios de reflexión conjunta periódicos en los que mirar hacia el pasado reciente y evaluar cómo ha ido este periodo en el grupo:

  • desde lo personal (cómo he vivido yo, cómo me he sentido durante)
  • y desde lo grupal (qué está ocurriendo a nivel de equipo y cómo lo abordamos juntas)

Desde la facilitación lo llamamos «espacios de gestión emocional«, en el mundo agile le llaman retrospectivas, pero podéis encontrar el nombre que mejor sintonice con la cultura de vuestro equipo. El nombre es lo de menos, crear un espacio seguro para conversar sobre lo que nos ocurre como personas y como equipo es la clave.

Para construir espacios seguros para conversar sobre lo que nos ocurre como personas y como equipo tenemos que cultivar una cultura de la confianza, del diálogo, del disenso y el conflicto como oportunidad, sin olvidar que cada persona tiene que caminar su trocito del camino individual hacia la consciencia, o no nos va a funcionar.

Nivel 3. Consciencia grupal

Con muchísima práctica, mucha paciencia y mucho trabajo personal y grupal podemos hablar de consciencia grupal como un nivel en el que nos conocemos muy bien unas a otras, como grupo e individualmente. Tenemos al ego integrado (y muteado), somos responsables, proactivas y generosas con nosotras y con el grupo o proyecto.

Diego Zayas. Consciencia grupal. Brote verde brotando de un tocón

Hemos trascendido lo individual para ponernos al servicio del equipo y del propósito. Acogemos la diferencia, el disenso y la tensión como verdaderas oportunidades para conocernos mejor, para descubrir nuevos retos a los que enfrentarnos y crecer como equipo.

Sabemos quienes somos y cuál es nuestro propósito y nos sentimos conectados con éste.

En este nivel no hemos trascendido lo humano y lo mundano ( al final del artículo os contamos qué puede venir después de este nivel) y podemos caer en la reacción, en el apego, en la competición y dejarnos llevar por algún que otro rol, pero nos pasa solamente en momentos de gran adversidad o mucho movimiento externo o interno, y más temprano que tarde somos capaces de frenarlo, acogerlo y trabajarlo.

Consciencia conversacional desde la Teoría U

Hablamos de equipos conscientes o equipos maduros cuando éstos:

  • se han abierto a explorar la diversidad
  • han tensionado las polaridades
  • han sabido trascenderlas para acoger las historias que hay detrás de las personas
  • y además son capaces de moverse por los distintos campos conversacionales que propone Otto Scharmer en su libro Liderar desde el futuro a medida que emerge con bastante fluidez.
Consciencia grupal. Campos conversacionales Otto Scharmer

Como propone Otto y como mencionábamos al principio de este artículo, no se trata de un camino lineal, sino de la capacidad del equipo por transitarlo y saltar de un estadio a otro con cierta fluidez, escuchando la necesidad que esté presente.

En cuanto a los campos conversacionales, un equipo puede necesitar transitar por un estado de cortesía y de no entrar mucho en el conflicto o en la reflexión porque acaba de acontecer una crisis, porque se ha incorporado mucha gente nueva al equipo y es momento de aligerar y conocerse.

O puede necesitar entrar en el hablar fuerte, tensionar, conflictuar, para poder hacer emerger la diversidad y encontrar y valorar distintas opciones de responder a un reto que encuentra, y no estar siempre en el diálogo reflexivo, hablando de las historias que hay detrás de las posiciones porque, no lo neguemos, conocer en profundidad a las personas requiere de tiempo y energía.

Si lo trasladamos a los niveles de consciencia, nos encontramos una situación parecida. Mantener a los egos a raya y poner intención en sostener la reacción, en acoger toda la diversidad, ser proactiva y generosa, dedicar tiempo al diálogo y a la reflexión requiere también de un elevado coste de energía que el equipo no siempre tiene disponible.

Como equipo, aspirar a mantener una «voluntad de consciencia» más o menos estable, con momentos conscientes de trabajo grupal profundo y momentos de consciencia de la inconsciencia en espacios de gestión de las emociones periódicos es un buen objetivo, bajo nuestro humilde punto de vista.

Nosotras nos dedicamos a traer consciencia a los equipos pero no somos seres ascendidos, también estamos en el camino, con suerte transitando entre la consciencia de la inconsciencia y la voluntad consciente en el 80% del tiempo y algunos momentos de consciencia total que saboreamos con gusto.

¿Hay algo más allá de la consciencia?

Los expertos dicen que sí y parece que algunas personas han ido más allá y han vuelto para contarlo 😉 como Sergi Torres, Borja Vilaseca y algunas más.

A nivel individual la plena consciencia es un estado de presencia total, desindentificación del ego, y conexión profunda con la vida y con la totalidad, pudiendo ser observador y observado al mismo tiempo.

Si volvemos a la Teoría U y lo trasladamos al campo de posibilidades grupal, hablamos del presencing como un estado de atención elevado que permite a los grupos desplazar el espacio interior desde el cual operan. Ya no operamos desde el yo o el nosotros, sino que empezamos a operar desde un espacio futuro de posibilidades que quiere emerger.

Es difícil de explicar, pero seguro que has vivido en un equipo un momento ajá, en un espacio de indagación o innovación, en el que todos empezamos a trabajar sin ninguna idea preconcebida de lo que va a suceder y de pronto las ideas fluyen solas, alguien habla, otra persona aporta otra idea, y entre unas y otras complementamos esa idea inicial hasta generar un plan fantástico.

De pronto, nos damos cuenta de que han pasado dos horas y la energía del grupo está muy alta. Eso sería transitar por un estado de presencia o consciencia plena. ¡Enhorabuena, lo has vivido!

Esperamos que este artículo te haya traído momentos de reflexión y de autoanálisis, y que en este punto tengas ganas de avanzar junto a tu equipo por el camino de la consciencia grupal. Si quieres, podemos acompañaros.

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