Retos a la hora de facilitar

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Ocupar el rol de la facilitación sea un equipo del que formamos parte o ajeno no es una tarea sencilla. Ya de por sí este rol requiere un nivel de atención, presencia y equilibrio grandes si queremos de verdad atender en el proceso a las personas, los objetivos y el cuidado del proceso. Si además le sumamos otras dificultades que se pueden presentar resulta que el rol se nos puede apoderar o venirnos grande, lo cual puede tener un impacto negativo en el equipo. Continua leyendo y desgranamos los que según nuestra experiencia en El Camino del Elder suelen ser más habituales.

Compartíamos hace unos días en nuestro webinar «El rol Facilitador y su aportación a la efectividad y conciencia en los equipos» nuestra forma de entender este rol, así como la misión del mismo en los diferentes espacios en los que acompaña a los equipos que desean aportar una mayor efectividad y conciencia en sus procesos internos. ¿Aportar conciencia? Sí, efectivamente. Según lo entendemos nosotras este rol ha de poner conciencia en lo que sucede en los espacios compartidos, ponerle nombre a aquello que sucede y no se nombra, o a aquello que sucede y no está siendo visible para el equipo pero sin embargo influye el proceso de manera significativa.

Para que esta conciencia sea posible la persona que ocupa el rol debe de «mantenerse» en el rol, y para ello debe de conocer qué retos implica desempeñar este rol y qué dificultades pueden «sacarnos» del rol. De otro modo es posible que en determinados momentos tan siquiera la facilitación se dé cuenta de lo que está sucediendo. Esto es exactamente de lo que quiero hablaros en este artículo, de aquellos factores que pueden ser críticos tanto para el rol como para la persona que lo ocupa, pero en última instancia, para el equipo, que difícilmente saldrá satisfecho del espacio/proceso que le ocupe si la facilitación no es efectiva.

Si consideramos los factores que pueden incidir de forma crítica podemos diferenciar tres categorías.

  • Factores críticos de las demás personas hacia el rol
  • Factores críticos del propio proceso
  • Factores críticos de la persona que ocupa el rol

De cómo perciben las demás personas al rol de la facilitación

Esta categoría agrupa todas las dificultades que como facilitadoras podemos encontrar en relación a cómo las personas a las que acompañamos perciben el rol o la figura de facilitación. Y hay varios escenarios posibles, que acojan bien el rol y que valoren su aportación, facilitando su labor, o que «no les caiga bien el rol». Cuando decimos esto nos referimos a las distintas resistencias que pueden darse hacia el rol.

Puede suceder que la persona que facilita no esté legitimada para ocupar el rol, es decir, no se le otorga el poder necesario para desempeñar su función y por tanto pueden darse «boicots» hacia su figura. En este sentido se hace necesario explicitar que el grupo o equipo legitima a la persona para facilitar el espacio, que entiende cual es su misión y su poder dentro del grupo. Este factor es habitual que se manifieste con falta de atención del grupo, cuestionamientos a las propuestas de la facilitación, faltas de respeto, etc.

Otro de los factores que podemos encontrar en esta categoría tiene que ver con las resistencias a la facilitación, que no tiene tanto que ver con la persona que lo ocupa sino con las funciones y lo que trae el rol. Una de los objetivos que tiene el rol es el de equilibrar la participación y velar por que las aportaciones de las personas tengan el mismo peso, independientemente del poder o posición que éstas tengan dentro del equipo. Evidentemente esto supone una pérdida en la capacidad de influencia de quiénes tienen más poder, y por tanto, sus privilegios se ven de alguna manera mermados.

Es fácil comprender por qué se dan resistencias a la facilitación pues nadie quiere perder poder ante su equipo. Tampoco los privilegios de influenciar al resto hacia lo que más nos conviene de forma individual

Pero si hablamos de cuidar los procesos y poner consciencia, como facilitadoras debemos de atender también a esas diferencias de poder, que en muchos casos son invisibles, pero hacen que no todas las aportaciones tengan el mismo valor y que por tanto perdamos la diversidad y su riqueza dentro del equipo.

Estos dos factores pueden estar detrás -o no- de otro de los factores críticos, que nos «roben» el rol durante la sesión. Si algo no convence y alguien tiene más poder del que se le ha otorgado al rol es muy posible que esa persona se erija como facilitador/a del espacio, conduciendo la sesión hacia donde más le interese. En el momento en que esto sucede debemos de estar atentas para coger de nuevo el bastón para seguir velando por los acuerdos y necesidades de todas las personas en ese espacio. La dificultad reside en cómo cogerse el rol de nuevo sin que la persona que nos lo ha robado se sienta invadida ni atacada.

Del propio proceso

En esta categoría entran todos aquellos factores que tienen que ver directamente con lo estructural del proceso: las expectativas sobre el mismo, o los cambios de objetivo, entre otros muchos que se pueden dar.

En la parte estructural pueden suceder infinidad de dificultades. Que la convocatoria no se haya realizado correctamente o que no estén las personas necesarias para alcanzar los objetivos planteados para el espacio. Que no dispongamos de los medios o materiales necesarios o que la sala no sea la adecuada. Que la gente no sepa a lo que viene o que no se disponga del tiempo suficiente. Que no sea un horario favorable, u otras muchas cuestiones similares. Desde el rol de la facilitación se puede hacer hincapié de la importancia de estas cosas a quien corresponda encargarse de ellas. El reto aquí está en la capacidad que tengamos o no de amoldar nuestra propuesta a lo que haya en esos momentos cuando surjan estas situaciones.

Por otra parte, si la convocatoria no ha sido adecuada, concreta, transparente, etc. puede suceder que las expectativas sobre el espacio o reunión estén sobredimensionadas. El peor impacto que esto puede tener es la insatisfacción de la gente. Y por ende la percepción negativa del rol tras una sesión en la que no se ha podido hacer lo que la gente esperaba. Por ello es importante antes de nada clarificar las expectativas sobre el proceso que se facilita. Aclarar hasta donde se puede o no llegar, o si son demasiado temas los que se quieren abordar en el tiempo disponible.

Otro de los retos relativos al proceso tiene que ver con el objetivo de la sesión. En ocasiones se concreta un objetivo, se diseña la sesión para atenderlo, pero se da de pronto un cambio de objetivo repentino. Puede pasar porque no se haya definido bien el objetivo. También porque al equipo le haya surgido algo más importante que atender y no dispongan de otro espacio. O simplemente porque durante el proceso emerge algo más urgente que atender. Se abre un melón con un tema candente, llega una información inesperada con la que no se contaba, etc. Es imprescindible aclarar el objetivo ya en el diseño de la sesión y confirmarlo con el equipo antes de comenzar la sesión que vayamos a facilitar.

De la persona que ocupa el rol

En esta categoría se enmarcan dificultades que tienen que ver con cómo ocupamos cada una de nosotras el rol para facilitar. Aquí entran en juego nuestra seguridad y autoconfianza, la claridad, grado de experiencia, conocimientos técnicos, capacidad de atención y presencia plenas, etc. El trabajo para evitar los factores de este grupo tienen una sola vía: el trabajo personal y la toma de autoconciencia.

Entre los retos más habituales está el no confundir nuestro rol con otros que suelen darse de forma paralela al rol de facilitador. Esto puede generar confusión entre las personas a las que acompañamos, así como la percepción errónea de lo que significa facilitar. En el largo plazo, o de forma agravada, se podría traducir más adelante en resistencias al rol. Pongamos un ejemplo. Yo como facilitadora me presento en una sesión como una figura de apoyo, imparcial, que no propone sino que solamente facilita el proceso para que sean las demás quiénes generen sus propuestas. Pero en un momento dado de la sesión detecto que falta entendimiento sobre algún concepto y paso a explicarlo. En este justo momento en el que paso a «enseñar» sobre algo estoy ocupando el rol de formadora. Si en el caso de ver al grupo atascado les propongo cual sería su mejor opción, paso a ocupar el rol de consultora. Ninguno de estos roles son imparciales. Tampoco facilitan que el grupo acceda a la sabiduría grupal. ¿Entonces no puedo ocupar esos roles?

Puedes combinar diferentes roles, pero enmarcando en cada momento desde dónde hablas para que se comprenda bien la figura de facilitación y que esta no pierda su esencia

Por otra parte nos enfrentamos al reto de mantener la atención durante la sesión, pero en un nivel tal que nos permita poder apreciar lo emergente del proceso en todo momento. Si no la tenemos es muy probable que perdamos información importante del proceso y que no aportemos al grupo la seguridad que se requiere para que todas las voces tengan cabida y la diversidad se pueda expresar.

El último factor crítico que os traemos puede parecer obvio, pero no lo es. Tiene que ver con las capacidades y habilidades que tenemos para abordar el resto de retos y factores críticos que hemos planteado hasta ahora. Y es que no tener las habilidades o conocimientos suficientes para acompañar a un grupo en según que procesos supone que difícilmente podremos hacer una facilitación efectiva y segura para el grupo. Esto significa que se necesita una preparación y un estudio previo sobre lo que pasa en los grupos, sobre técnicas de facilitación, sobre qué poder tienes y cómo lo utilizas, sobre cómo generar y sostener espacios seguros, sobre cómo gestionar la parte emocional dentro de un equipo, sobre cómo incluir la diversidad, sobre cómo conectar con la sabiduría grupal, sobre cómo comunicarnos de forma empática, etc. La consecuencia de facilitar sin tener estos conocimientos es peligrosa para el grupo. La solución es más sencilla que ninguna de las anteriores:

Si quieres facilitar de forma efectiva y consciente, ¡¡fórmate!!

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