«No hace falta ser un pro»
Entre las virtudes de la facilitación destaca que no hace falta ser un profesional en el desempeño de este rol para aportar sus virtudes a nuestros grupos y equipos. En ocasiones basta con enmarcar algo de lo que el grupo no está siendo consciente o con proponer una herramienta o forma de hacer diferente. Nosotras mismas aprovechamos la utilidad de la facilitación mientras hacíamos nuestras primeras formaciones, antes de convertirnos en lo que hoy somos.
La amplia utilidad de la facilitación
Es ocasiones resulta complejo explicarle a otras persona qué es la facilitación. Una de las cuestiones que suma a esta complejidad es que la facilitación puede entenderse como un rol, como un conjunto de competencias, o como una profesión en sí misma. Hay quien incluso diría que puede entenderse como una filosofía de vida. El significado que le damos va cambiando. Personalmente reconozco el proceso por el que he ido entendiendo este concepto de diferentes formas. En paralelo a esta ampliación de acepciones y su aplicación va la utilidad de la facilitación en nuestras vidas.
«Hay muchas formas de contar qué es la facilitación porque hay muchas formas de entender qué es la facilitación»
Ya os hemos contado en otras ocasiones cómo concebimos en El Camino del Elder el rol «Facilitador» y su aportación a la efectividad y conciencia en los equipos. Es normal que este rol se suela asociar a figuras que ostentan cierto poder o responsabilidad dentro de un grupo, equipo u organización. Sin embargo no necesariamente se ha de ocupar un puesto de responsabilidad para poder aplicar las herramientas que aporta este rol. Tampoco para aprovechar la utilidad de la facilitación en nuestros grupos. Quizá nuestra experiencia personal os dé cuenta de ello.
Facilitar sin ser facilitadora formal o profesional
A la pregunta de cuándo se es facilitadora podríamos dedicarle uno o dos post. La facilitación como rol puede estar presente en multitud de espacios y ámbitos. Antes que una profesión la facilitación es un rol. Y cabe recordar en este sentido que éste puede ser ocupado por cualquier persona, siempre y cuando tenga la legitimidad y habilidades suficientes para ello.
Es habitual que conforme las personas avanzan en su formación vayan descubriendo la utilidad de la facilitación en sus diferentes grupos. Van conectando ideas y herramientas a sus casos particulares y a las dificultades y retos que en ellos encuentra. En este sentido es normal que queramos cuanto antes lanzarnos a llevar las bondades de este rol a nuestros espacios personales y profesionales. Eso sí, tras liberar por supuesto las batallas propias en estos casos con nuestra voz de impostora interna.
Yo misma como aprendiz de esta profesión me quise lanzar en su momento a facilitar mis propios espacios. A veces incluso sin creerme demasiado lo de ser facilitadora todavía… Y este artículo versa justamente de eso. De cómo yo pude llevar la utilidad de la facilitación a distintos momentos y espacios de mi vida aun cuando no era (todavía) facilitadora profesional.
Aplicación y utilidad de la facilitación en mis relaciones personales
En el momento en que tomé conciencia de cómo era mi comunicación me vi en la necesidad de cambiarla. Mi formación en facilitación me permitió ver mis áreas de mejora. La forma de escuchar y la forma de expresar mis necesidades, o de decirle a la gente las cosas que no me hacían sentir bien. Está fue para mí la primera utilidad que le encontré a la facilitación. La apliqué en mis relaciones personales, con mi familia, pareja, amistades. Incluso pude aplicarlo con éxito en entrevistas de trabajo, mostrando de forma asertiva mis necesidades y líneas rojas.
Aplicación y utilidad en la participación en espacios públicos
Corría el año 2014 cuando comencé mi formación. Al año siguiente comenzó en nuestro país un movimiento de participación en las calles. El 15M. Por entonces yo estaba bastante activa en temas de activismo social, y los espacios de participación eran mayormente asamblearios. Asamblea y facilitación deberían ir de la mano siempre si queremos espacios efectivos. Este fue otro aprendizaje importante para mi. Tuve suerte en ese momento. Contaba con algunas nociones básicas y herramientas para que esos espacios que ocupaba en mi faceta más activista fueran más cuidados, inclusivos y efectivos. Disminuyó también la frustración en relación a estos espacios tras sesiones y sesiones de no llegar a ninguna parte y de hablar por hablar.
Aplicación y utilidad en la búsqueda y acompañamiento para el empleo
Ya he avanzado que mejorar mi comunicación me fue de utilidad en mi búsqueda de empleo con las entrevistas de trabajo. Pero más allá de eso, contar con habilidades para la gestión de equipos jugó también a mi favor. Ante la falta de oportunidades laborales yo buscaba algo en lo que especializarme. Sin embargo, no me estaba dando cuenta de que ya me estaba especializando como facilitadora de grupos en el acompañamiento de equipos. Entré como coordinadora en una Lanzadera de Empleo gracias a las herramientas que la facilitación me brindó para gestionar equipos.
Apenas sabía nada de empleabilidad ni contaba con experiencia. Sin embargo, saber de facilitación fue un factor clave en el desarrollo de este proyecto. Desde la construcción y consolidación del equipo hasta la gestión emocional con personas en situación de desempleo. Desde acompañamientos de escucha individual hasta el alcance de la autonomía de los participantes en su búsqueda colectiva. Entre otras muchas cuestiones imprescindibles en procesos de acompañamiento y empoderamiento en grupo. En muchos programas de índole social en los que se trabaja con grupos, contar con estas competencias tiene un alto valor. Los contenidos técnicos se aprenden rápido, facilitar un grupo es otro cantar.
Aplicación y utilidad en el desarrollo de metodologías y diseño de formación
La facilitación es extrapolable a cualquier tipo de grupo de personas. Ayuda a tener una visión global de las cosas y de los procesos. A entender cómo nos comportamos y nos relacionamos cuando estamos en grupo. Ayuda a ver las estructuras que regulan nuestras interacciones sociales y a comprender un poco mejor cómo funciona el mundo. Desde esa comprensión, es más sencillo desarrollar metodologías, herramientas, dinámicas o talleres que nos sirvan para el desarrollo personal, sea en el ámbito que sea.
En mi siguiente etapa profesional como desarrolladora de metodologías y formadora la facilitación me fue de mucha utilidad. Como facilitadoras somos diseñadoras de procesos, es decir, diseñamos espacios y dinámicas que faciliten la consecución de un objetivo o aprendizaje. En este sentido, el diseño de metodologías y formaciones para grupos es más sencillo por la comprensión que se alcanza de los grupos. Pero también por la capacidad que brinda para extrapolar y crear herramientas de utilidad para hacer procesos más efectivos.
Aplicación y utilidad en el acompañamiento y coordinación de equipos
Es obvia la utilidad de la facilitación en este ámbito. Acompañar y coordinar un equipo de hasta 120 personas de forma simultánea y a distancia no es sencillo. Requiere confianza, requiere cuidado y atención a las personas. Requiere también contar con herramientas que poder transmitir y compartir para que éstas puedan desempeñar su trabajo mejor. También saber comunicar, escuchar, conocer cómo funcionan los flujos de información…
Requiere tener una visión global y a la vez empatía por lo particular de cada persona. Paciencia en ocasiones y templanza. Apertura a otras formas de hacer. Conocer las vías y mecanismos para que el equipo funcione de forma autónoma. Igualmente es necesario articular espacios para que el aprendizaje se comparta y se aproveche. Para idear conjuntamente y aprovechar el potencial de todas las personas, independientemente de su puesto. Son cosas que marcan la diferencia en la experiencia de las personas a las que coordinamos. O como a mi me gusta decir, a las que acompañamos.
La facilitación en este sentido hace posible ese coordinar desde el «estar sin ser visto». Y en mi caso particular, de no ser por mi maestra de andanzas y mi formación en facilitación, seguramente hubiera abusado de mi poder en mi rol como coordinadora. Cuando para mí, coordinar un equipo no es otra cosa que estar al servicio. Y ¿qué es la facilitación sino estar al servicio del grupo al que acompañas?
Aprovecha la utilidad de la facilitación en tu vida
Este es mi caso particular del pasado. Hoy hago las veces de facilitadora profesional en grupos ajenos al mío de forma temporal. Pero sigo aprovechando las virtudes de la facilitación en mi vida personal. Antaño, sin saber siquiera que estaba facilitando, la facilitación ha estado presente en mi desempeño profesional desde que la conocí. Ha sido el rol elegido para ocupar mis cargos como coordinadora de Lanzadera, como diseñadora de metodologías o como formadora. También como coordinadora de equipos.
El rol de la facilitación puede ocuparse en cualquier circunstancia. Es desde esta visión desde donde decimos que la facilitación se convierte en un estilo de vida. Adquieres una visión del mundo y unas competencias válidas y aplicables a múltiples entornos. Formas de hacer que suman y facilitan a los grupos de los que formas parte o acompañas. Tu también puedes aprovechar la utilidad de la facilitación… Fórmate con nosotros y empieza a llevar este rol a tus espacios personales o de trabajo. Más info Aquí
Thanks.